Este año estrené ultrabook. Sabía que me afiliaba a
una categoría de producto muy prometedora pero, por muchas que fuesen las
ventajas que me habían anticipado sobre estos equipos, no fue hasta que tuve en
mis manos mi ultrabook que me convertí en un entusiasta. Hay productos que
enamoran con sólo tenerlos en nuestras manos. El ultrabook es uno de ellos. Es
probarlo y comprarlo. Por supuesto, ése es el mayor halago que podemos hacer a
cualquier tecnología.
Mi pasión tiene mucho que ver con la enorme capacidad del
ultrabook de satisfacer todas mis necesidades. Por razón de mis
responsabilidades en Ticnova –llevo la dirección comercial y de marketing–, los
viajes son continuos. Pensad que nuestro grupo integra a más de 500 tiendas. Y
pensad también que tratamos con muchos fabricantes. Cerca de la mitad del
tiempo lo paso en la carretera, por decirlo de algún modo. Por eso el peso
pluma del ultrabook me sedujo tanto. Los ultrabooks, portátiles ultraligeros
impulsados por Intel, ofrecen las mismas prestaciones que un portátil
convencional, pero con menos de la mitad de peso. Además, la autonomía de la
batería es mucho mayor (hasta siete u ocho horas si no exprimimos el equipo).
Mi ultrabook, un Asus de 11 pulgadas, pesa un kilogramo. En tono de broma, casi
podríamos decir que hay gente que lleva en la cartera más peso que ése.
Ya sabemos que muchos consumidores compran un portátil y
después apenas lo mueven del sitio –sólo lo sacan para que le dé el aire en
vacaciones–. Muchas veces, en esa decisión de compra pesa mucho el poco espacio
que ocupan y el por si acaso: “por si acaso me hace falta ir arriba y
abajo con un ordenador a cuestas”. Lo cierto es que el 80% de quienes compran
un portátil le acaban dando funciones de equipo de sobremesa. Yo estoy en el
20% restante. En mi caso, un portátil, por compacto que fuese, no acababa de
cubrir todas mis expectativas. Bien, eso no lo supe hasta que encendí por
primera vez mi ultrabook. Como decía antes, muchos productos de tecnología sólo
se aprecian cuando los tocamos y los ponemos a prueba.
Sin duda, yo era el candidato ideal para este producto, como
también lo es cualquier trabajador, directivo, profesional o estudiante que
hayan hecho de la movilidad una rutina en su día a día. Para todas estas
personas, convence el peso, convence la larga duración de la batería y convence
también la resistencia de su disco duro, de disco sólido. Tengamos presente que
los discos duros tradicionales son muy frágiles, sobre todo cuando hablamos de
portátiles, a los que podemos llegar a someter a importante ajetreos incluso
estando encendidos. Con los discos sólidos, el arranque es muy veloz, la
transacción de datos también es muy rápida y la integridad de lo que guardamos
en el disco duro tiene más garantías, un argumento muy potente para quienes van
de un sitio a otro con su portátil siempre a cuestas.
Antes he mencionado la fortaleza de la batería, un aspecto
que quiero remarcar: con un ultrabook, se ha acabado lo de mendigar un enchufe
a alguien, a quien sea. Quienes estáis/estamos enganchados a un smartphone por
trabajo y/o por ocio, también sabéis/sabemos a lo que me refiero: “Perdón,
¿dónde puedo cargar el móvil?, que mi hijo ha consumido la batería jugando al
Angry Birds”. Cabe destacar que los ultrabooks apenas consumen energía cuando
están en suspenso, cosa que sí que pasa con los portátiles. Lo bueno es que
pulso una tecla de mi equipo, y al instante recupero aquello en lo que
estuviese enfrascado.
Para ser divulgativo, yo suelo definir el ultrabook como una
tableta, pero con teclado, teniendo muy en cuenta que las tabletas están muy
por debajo en prestaciones. Otra forma de calibrar esta categoría es tomando
una moneda de 50 céntimos y poniéndola perpendicular a la mesa: si el portátil
que tenemos al lado es más alto, no se trata de un ultrabook, que se
caracteriza también por su fineza.
Soy de los que pienso que hay un producto para cada momento.
Por eso, para mi tiempo de ocio utilizo un iPad, por poner un ejemplo. Otra
gran certeza es que éste es el momento del ultrabook, un equipo para todas
aquellas personas que son móviles de verdad. Si respondéis a ese perfil, haced
la prueba. Os enamoraréis de este producto como yo.
Alfonso Ruiz, director comercial y de marketing de Ticnova